sábado, 17 de diciembre de 2016


"Hay momentos en la vida en los que uno tiene la impresión de estar perdiendo el poco tiempo que le queda, de estar echándolo a la basura, pero, curiosamente, no se le ocurre nada mejor, no desea cambiar de vida, no quiere hacer grandes planes de recuperación, no tiene ningún interés en convertirse en una versión mejorada de sí mismo. Sencillamente acepta su inferioridad y se queda quieto, aguantando"


martes, 13 de diciembre de 2016




Querida, ¿cómo hallar consuelo? 
Por más  que miro y busco, relamer las heridas infectadas es la única forma. 
El sabor metálico de la sangre inundando el paladar y el dolor de la punzada no son particularmente una sensación. 
La sensación verdadera está aquí adentro, donde no puedo escarbar, bajo piel. 
Y al igual que los dedos en la garganta exploran a tientas las fauces del lobo para provocar la nausea, el diente se hinca con incertidumbre en el labio para impedir que exhale desde el interior las expresiones evidentemente humanas, desatando ese sabor del cual te mencioné.

Y el metal se suma al ácido, el ácido a la carne y a los dientes carcomidos por el mismo.
No te das cuenta cuando el sueño de escupir tus dientes en realidad no era un sueño: era una profecía.

Una ráfaga de sangre y dientes trizados desde la boca hacia el lavabo. 
De repente, vuelves en sí, tras el trance.
Ojeas en el espejo ese rostro desfigurado y los dientes ya no parecen ser los mismos de antes.

La radio sigue reproduciendo.
La conversación suena distante, acompañada de un tintineo de cristales, un discurso mediocre.

¿Será más positivo vivir encerrada en los sueños rotos que convivir con esta gente?

Será más negativo seguir alabando a dioses más antiguos y regurgitar como aves en nidos, tanto ajenos como propios.
Por lo menos las aves tienen una buena razón. 

- Dhana